El
post de esta semana corresponde a una de las secciones que hacemos con más
cariño: Recuerdos perdidos.
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Hoy
toca hablar de los Arbitrios. Que
eran las tasas que se pagaban a modo de seguro cuando se hacía una matanza en
casa.
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Estas
tasas se siguen pagando pero el modo de hacerlo ha cambiado. Y eso es lo que
nos ha llamado la atención…
Muchos
de nosotros no recordamos a Pedro Tarata
y Fulgencio Porrero, pero, los que les
recuerdan sabrán que ellos eran los encargados de ir casa por casa. O mejor
dicho, matanza por matanza encargándose de que todo estuviera en orden.
¿Cómo?
Mandados
por el Ayuntamiento desde diciembre hasta enero, Pedro y Fulgencio, iban a las
matanzas cargados con la romana para pesar los kilos del guarro. Después
apuntaban tanto el nombre de la familia como las arrobas del animal para dar
parte en el Ayuntamiento.
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La
familia tenía la responsabilidad de pagar los arbitrios para que si el guarro
salía enfermo, con triquinosis, el Ayuntamiento pudiera respaldar la compra de
otro animal.
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Lo
que queremos rescatar con este post es esa figura de recaudador, que lejos de
imponer la norma se paseaba por las matanzas compartiendo vino y chicha así como las anécdotas del día.
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Post realizado por M. Teresa Diez
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